Lecturas a vista orquestales
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Recuerdo el pánico a las lecturas a vista en mi tiempo de estudiante. Especialmente, la manera en la que esta práctica se convirtió en una sensación de incompetencia y aceptación de mi incapacidad para poder realizar una lectura a vista de forma adecuada.
Cuando empecé a dar clases, las lecturas a vista empezaron a perseguir a mis alumnos de la misma forma que me habían perseguido a mí.
Un día que subí a una avioneta, vi como el piloto leía un papel en voz alta para comprobar que todo funcionaba correctamente antes de despegar. Pensé que si por motivos de seguridad y de eficacia, los pilotos comprobaban en una “checklist”, siguiendo siempre los mismos pasos, tal vez las lecturas a vista se volverían más seguras siguiendo el mismo procedimiento… Y así podrían despegar. …
Al igual que una vez en el aire, el motor no se puede detener, mi tarea principal era la de concienciar a mis alumnos de que la lectura no se puede parar una vez se ha empezado, y por eso las comprobaciones, a modo de checklist, deben hacerse de forma consciente y anticipada
He considerado importante enmarcar las lecturas en el tiempo y en el estilo para dar más información sobre la historia de la música y del carácter con el que deben tocar, de este modo pueden aprender de forma implícita los períodos musicales que marcan no solo el estilo, sino también el sentimiento y la interpretación.
He tenido la suerte de poder probar el orden de los pasos con mis alumnos…
Lo que no me esperaba es que esta práctica se convirtiera en una práctica agradable e incluso lúdica. Suelo empezar a partir del tercer año de grado básico, cuando ya pueden leer y cuando pueden empezar a entender el sistema de pedales. En el caso de que los alumnos no tengan todavía un arpa de pedal, en los primeros volúmenes hay lecturas sin cambios de pedal. Hay un nivel por curso escolar, de modo que cuando llegan a realizar la carrera universitaria, han adquirido una práctica constante y segura de las lecturas a vista.