Sobre mi
A los cuatro quería ser arpista o vulcana.
En 1969 me fascinó que el hombre llegara a la luna y creo que confundí las imágenes de las noticias de la tele con la serie de Star Trek, porque yo también quería ir a la luna. Otro personaje que me fascinó fue Harpo Marx. Al menos este era real y más fácil de imitar.
Me inicié en el mundo del arpa a los nueve años de la mano de Herminia Gracia en el Conservatorio del Liceu de Barcelona, con quien terminé la carrera a los 16 años.
En ese tiempo no se conocían las altas capacidades, y cuando miro hacia atrás siento ternura y mucha comprensión por aquella adolescente que fui, tenaz y constante, así como rara y dolida por ser tan diferente a los demás. Actualmente dedico parte de mi tiempo a acompañar a adolescentes con altas capacidades.
Los siguientes dos cursos los combiné entre el Instituto para terminar los estudios oficiales secundarios y el grado superior de arpa en el Conservatorio de Montpellier en el que conseguí la medalla de oro al finalizar la carrera de arpa.
Seguí estudiando con Gérard Devos en el Conservatorio Superior de París y después de un año en París, quise probar Viena.
Seguí estudiando con Gérard Devos en el Conservatorio Superior de París y después de un año en París, quise probar Viena. Cuando hice la prueba de acceso en la Universidad de Música, antes que saliera de la sala me dijeron que estaba admitida. Así entre en la clase de arpa de la profesora Adelheid Blovsky-Miller y terminé la carrera de concertista con Cum Laude. Durante mi tiempo en Viena toqué como freelance en las Sinfónica de Viena, en la ORF y en la Filarmónica de Viena. En esta orquesta tuve la oportunidad de conocer a grandes figuras como Abbado y Bernstein.
Terminado mis estudios,
entré en la Ópera de Oslo como solista durante siete temporadas y combiné este tiempo con una carrera de solista internacional que me llevó a tocar en el Carnegie Hall de Nueva York, con John Rutter, el concierto de arpa de Händel en 1993.
Desde ese día seguí actuando en esta prestigiosa sala una vez por año hasta que me casé. También toqué de solista con orquesta en otras salas como el Musikverein de Viena y en la más bonita del mundo: el Palau de la Música Catalana. Habiendo nacido en Barcelona en 1965, esta es la sala en la que he tocado con más ilusión. He dado muchos recitales de arpa sola y de música de cámara en Estados Unidos, México, Noruega, Alemania, Austria, Eslovaquia y España, así como en diferentes festivales internacionales europeos en los que he actuado con el cuarteto de los solistas de la Filarmónica de Viena.
En 1989 formé dúo con Josef Hofbauer, trompeta, y en 1996 con Albert Mora, flauta. Con ellos no solo he compartido anécdotas hilarantes, como subir una arpa a peso por una colina para tocar en una iglesia románica o dejarme el vestido de concierto para tocar en el festival de Carintia, sino que nos ha unido una profunda amistad.
En 1997 me casé, volví a España y hemos tenido tres hijos.
Cuando el más pequeño tenía tres años, la vida me dio un regalo y entré como profesora en el Conservatorio Superior de Música del Liceu de Barcelona en el cual tengo la posibilidad de desarrollar una perspectiva integral de la enseñanza del arpa, desde la sensibilización de los más pequeños hasta que se gradúan en sus estudios superiores de música, tanto en grado como en máster. La maternidad y la pedagogía abrieron un nuevo interés en mi vida que me impulsó a estudiar psicología, a tener dos másteres, uno en interpretación y otro en innovación pedagógica y en formarme como profesor IEM.
Actualmente soy doctoranda en la Facultad de Educación de la UAB y estoy escribiendo una tesis sobre la autorregulación en la enseñanza musical, esto es, una investigación para desarrollar estrategias de aprendizaje que afiancen y aceleren el estudio de las obras del repertorio de arpa.
A mis bastantes años, sigo en los escenarios y mi actividad de conciertos se focaliza en solista y en música de cámara.